Jornada 20 / REAL SPORTING - CD Leganés [Sáb. 16 - Diciembre, 18:30h]

[Leon]

Tengo un buen pálpito hoy, nos los vamos a comer

[Arronidaeco]

El fútbol, más que un deporte, es una pasión que une a comunidades enteras en torno a un objetivo común: el éxito de su equipo. Sin embargo, cuando las decisiones de quienes dirigen los destinos de un club afectan directamente el rendimiento y el compromiso de sus jugadores, es hora de plantearse cambios drásticos. En este caso, me atrevo a afirmar que la continuidad de Miguel Ángel Ramírez como entrenador del Sporting está poniendo en peligro no solo los resultados del equipo, sino también la lealtad de sus futbolistas.

La gota que colma el vaso es la reciente y sorprendente decisión de dejar en el banquillo a un jugador clave, Insúa, quien ha decidido no renovar su contrato tras este desafortunado episodio. La pregunta que surge de manera inevitable es: ¿cómo un entrenador puede prescindir de un jugador determinante, contribuyendo así a la pérdida de un activo valioso para el club?

Insúa no es solo un nombre en la alineación; es el corazón del equipo, el referente que inspira a sus compañeros y encarna la pasión y dedicación que los aficionados esperan ver en cada partido. Su ausencia en el campo no solo se traduce en una merma evidente en el rendimiento deportivo, sino que también envía un mensaje desalentador a los demás jugadores que ven cómo un líder indiscutible es relegado sin razón aparente.

La relación entre entrenador y jugador es fundamental para el éxito de cualquier equipo. La falta de coherencia en las decisiones de Ramírez no solo afecta a los resultados deportivos, sino que también erosiona la confianza y el compromiso de los futbolistas. La decisión de Insúa de no renovar su contrato es una clara manifestación de la insatisfacción y desencanto que se ha generado en el vestuario.

El rol del entrenador no solo se limita a tácticas y estrategias en el campo, sino que también implica gestionar las relaciones humanas y motivar a los jugadores. En este sentido, la gestión de Ramírez ha dejado mucho que desear. La falta de transparencia en sus decisiones y la incapacidad para reconocer errores están afectando gravemente la cohesión del equipo.

Es comprensible que en el fútbol las decisiones difíciles deben tomarse, pero estas deben basarse en criterios objetivos y en el interés superior del equipo. La decisión de marginar a Insúa parece más una muestra de terquedad que una estrategia coherente para alcanzar el éxito. La consecuencia directa es la pérdida de un jugador valioso y la creciente desconfianza en la capacidad de Ramírez para liderar al Sporting hacia la victoria.

En este contexto, los dirigentes del club deben tomar medidas inmediatas para restablecer la armonía y la confianza en el equipo. La salida de Miguel Ángel Ramírez se presenta como la opción más sensata y necesaria. La continuidad de un entrenador cuyas decisiones afectan tan negativamente al rendimiento y al ánimo de los jugadores solo puede conducir a un declive continuo.

En conclusión, la lealtad de los aficionados y el éxito del Sporting están en juego. La salida de Insúa y su decisión de no renovar el contrato son claras señales de que el status quo no es sostenible. Es hora de poner fin a la era de Miguel Ángel Ramírez en el Sporting y buscar un líder que pueda unir al equipo, inspirar a los jugadores y devolver la esperanza a una afición que merece ver a su equipo en la cima.

Vaya mierda...

[Pieduro]

Me gusta el once. Sospecho que la titularidad del Cali lleva mensaje de que no se vende. Espero que le dé minutos a Álex Lozano y se puede ser por la izquierda.

Ahora, preparados todos para el atraco o intento de ello.

[Side]

Raro que no meta la mierda de que la decisión de dejarlo en el banquillo es para forzarlo a renovar dado que en enero es libre de negociar con otros equipos. Sería muy suya.

[Andrés]

El fútbol, más que un deporte, es una pasión que une a comunidades enteras en torno a un objetivo común: el éxito de su equipo. Sin embargo, cuando las decisiones de quienes dirigen los destinos de un club afectan directamente el rendimiento y el compromiso de sus jugadores, es hora de plantearse cambios drásticos. En este caso, me atrevo a afirmar que la continuidad de Miguel Ángel Ramírez como entrenador del Sporting está poniendo en peligro no solo los resultados del equipo, sino también la lealtad de sus futbolistas.

La gota que colma el vaso es la reciente y sorprendente decisión de dejar en el banquillo a un jugador clave, Insúa, quien ha decidido no renovar su contrato tras este desafortunado episodio. La pregunta que surge de manera inevitable es: ¿cómo un entrenador puede prescindir de un jugador determinante, contribuyendo así a la pérdida de un activo valioso para el club?

Insúa no es solo un nombre en la alineación; es el corazón del equipo, el referente que inspira a sus compañeros y encarna la pasión y dedicación que los aficionados esperan ver en cada partido. Su ausencia en el campo no solo se traduce en una merma evidente en el rendimiento deportivo, sino que también envía un mensaje desalentador a los demás jugadores que ven cómo un líder indiscutible es relegado sin razón aparente.

La relación entre entrenador y jugador es fundamental para el éxito de cualquier equipo. La falta de coherencia en las decisiones de Ramírez no solo afecta a los resultados deportivos, sino que también erosiona la confianza y el compromiso de los futbolistas. La decisión de Insúa de no renovar su contrato es una clara manifestación de la insatisfacción y desencanto que se ha generado en el vestuario.

El rol del entrenador no solo se limita a tácticas y estrategias en el campo, sino que también implica gestionar las relaciones humanas y motivar a los jugadores. En este sentido, la gestión de Ramírez ha dejado mucho que desear. La falta de transparencia en sus decisiones y la incapacidad para reconocer errores están afectando gravemente la cohesión del equipo.

Es comprensible que en el fútbol las decisiones difíciles deben tomarse, pero estas deben basarse en criterios objetivos y en el interés superior del equipo. La decisión de marginar a Insúa parece más una muestra de terquedad que una estrategia coherente para alcanzar el éxito. La consecuencia directa es la pérdida de un jugador valioso y la creciente desconfianza en la capacidad de Ramírez para liderar al Sporting hacia la victoria.

En este contexto, los dirigentes del club deben tomar medidas inmediatas para restablecer la armonía y la confianza en el equipo. La salida de Miguel Ángel Ramírez se presenta como la opción más sensata y necesaria. La continuidad de un entrenador cuyas decisiones afectan tan negativamente al rendimiento y al ánimo de los jugadores solo puede conducir a un declive continuo.

En conclusión, la lealtad de los aficionados y el éxito del Sporting están en juego. La salida de Insúa y su decisión de no renovar el contrato son claras señales de que el status quo no es sostenible. Es hora de poner fin a la era de Miguel Ángel Ramírez en el Sporting y buscar un líder que pueda unir al equipo, inspirar a los jugadores y devolver la esperanza a una afición que merece ver a su equipo en la cima.

Pero esto, que es? No importa el lugar en la tabla, el chiste es seguir con el guión y tirar mierda al entrenador.

[R80]

¿Quién está sancionado por acumulación de amarillas?

Uros

Está sancionado por su expulsión y mantiene el apercibimiento por 4 amarillas

[sertorio]

Uros

Está sancionado por su expulsión y mantiene el apercibimiento por 4 amarillas

Bueno pues eso... Que no está.

[Cantinflas]

El fútbol, más que un deporte, es una pasión que une a comunidades enteras en torno a un objetivo común: el éxito de su equipo. Sin embargo, cuando las decisiones de quienes dirigen los destinos de un club afectan directamente el rendimiento y el compromiso de sus jugadores, es hora de plantearse cambios drásticos. En este caso, me atrevo a afirmar que la continuidad de Miguel Ángel Ramírez como entrenador del Sporting está poniendo en peligro no solo los resultados del equipo, sino también la lealtad de sus futbolistas.

La gota que colma el vaso es la reciente y sorprendente decisión de dejar en el banquillo a un jugador clave, Insúa, quien ha decidido no renovar su contrato tras este desafortunado episodio. La pregunta que surge de manera inevitable es: ¿cómo un entrenador puede prescindir de un jugador determinante, contribuyendo así a la pérdida de un activo valioso para el club?

Insúa no es solo un nombre en la alineación; es el corazón del equipo, el referente que inspira a sus compañeros y encarna la pasión y dedicación que los aficionados esperan ver en cada partido. Su ausencia en el campo no solo se traduce en una merma evidente en el rendimiento deportivo, sino que también envía un mensaje desalentador a los demás jugadores que ven cómo un líder indiscutible es relegado sin razón aparente.

La relación entre entrenador y jugador es fundamental para el éxito de cualquier equipo. La falta de coherencia en las decisiones de Ramírez no solo afecta a los resultados deportivos, sino que también erosiona la confianza y el compromiso de los futbolistas. La decisión de Insúa de no renovar su contrato es una clara manifestación de la insatisfacción y desencanto que se ha generado en el vestuario.

El rol del entrenador no solo se limita a tácticas y estrategias en el campo, sino que también implica gestionar las relaciones humanas y motivar a los jugadores. En este sentido, la gestión de Ramírez ha dejado mucho que desear. La falta de transparencia en sus decisiones y la incapacidad para reconocer errores están afectando gravemente la cohesión del equipo.

Es comprensible que en el fútbol las decisiones difíciles deben tomarse, pero estas deben basarse en criterios objetivos y en el interés superior del equipo. La decisión de marginar a Insúa parece más una muestra de terquedad que una estrategia coherente para alcanzar el éxito. La consecuencia directa es la pérdida de un jugador valioso y la creciente desconfianza en la capacidad de Ramírez para liderar al Sporting hacia la victoria.

En este contexto, los dirigentes del club deben tomar medidas inmediatas para restablecer la armonía y la confianza en el equipo. La salida de Miguel Ángel Ramírez se presenta como la opción más sensata y necesaria. La continuidad de un entrenador cuyas decisiones afectan tan negativamente al rendimiento y al ánimo de los jugadores solo puede conducir a un declive continuo.

En conclusión, la lealtad de los aficionados y el éxito del Sporting están en juego. La salida de Insúa y su decisión de no renovar el contrato son claras señales de que el status quo no es sostenible. Es hora de poner fin a la era de Miguel Ángel Ramírez en el Sporting y buscar un líder que pueda unir al equipo, inspirar a los jugadores y devolver la esperanza a una afición que merece ver a su equipo en la cima.

Pero esto, que es? No importa el lugar en la tabla, el chiste es seguir con el guión y tirar mierda al entrenador.

Ná, es humor típico gijonés. Cuesta entenderlo si no lo has mamado desde pequeño...

[Profesor Albajara]

El fútbol, más que un deporte, es una pasión que une a comunidades enteras en torno a un objetivo común: el éxito de su equipo. Sin embargo, cuando las decisiones de quienes dirigen los destinos de un club afectan directamente el rendimiento y el compromiso de sus jugadores, es hora de plantearse cambios drásticos. En este caso, me atrevo a afirmar que la continuidad de Miguel Ángel Ramírez como entrenador del Sporting está poniendo en peligro no solo los resultados del equipo, sino también la lealtad de sus futbolistas.

La gota que colma el vaso es la reciente y sorprendente decisión de dejar en el banquillo a un jugador clave, Insúa, quien ha decidido no renovar su contrato tras este desafortunado episodio. La pregunta que surge de manera inevitable es: ¿cómo un entrenador puede prescindir de un jugador determinante, contribuyendo así a la pérdida de un activo valioso para el club?

Insúa no es solo un nombre en la alineación; es el corazón del equipo, el referente que inspira a sus compañeros y encarna la pasión y dedicación que los aficionados esperan ver en cada partido. Su ausencia en el campo no solo se traduce en una merma evidente en el rendimiento deportivo, sino que también envía un mensaje desalentador a los demás jugadores que ven cómo un líder indiscutible es relegado sin razón aparente.

La relación entre entrenador y jugador es fundamental para el éxito de cualquier equipo. La falta de coherencia en las decisiones de Ramírez no solo afecta a los resultados deportivos, sino que también erosiona la confianza y el compromiso de los futbolistas. La decisión de Insúa de no renovar su contrato es una clara manifestación de la insatisfacción y desencanto que se ha generado en el vestuario.

El rol del entrenador no solo se limita a tácticas y estrategias en el campo, sino que también implica gestionar las relaciones humanas y motivar a los jugadores. En este sentido, la gestión de Ramírez ha dejado mucho que desear. La falta de transparencia en sus decisiones y la incapacidad para reconocer errores están afectando gravemente la cohesión del equipo.

Es comprensible que en el fútbol las decisiones difíciles deben tomarse, pero estas deben basarse en criterios objetivos y en el interés superior del equipo. La decisión de marginar a Insúa parece más una muestra de terquedad que una estrategia coherente para alcanzar el éxito. La consecuencia directa es la pérdida de un jugador valioso y la creciente desconfianza en la capacidad de Ramírez para liderar al Sporting hacia la victoria.

En este contexto, los dirigentes del club deben tomar medidas inmediatas para restablecer la armonía y la confianza en el equipo. La salida de Miguel Ángel Ramírez se presenta como la opción más sensata y necesaria. La continuidad de un entrenador cuyas decisiones afectan tan negativamente al rendimiento y al ánimo de los jugadores solo puede conducir a un declive continuo.

En conclusión, la lealtad de los aficionados y el éxito del Sporting están en juego. La salida de Insúa y su decisión de no renovar el contrato son claras señales de que el status quo no es sostenible. Es hora de poner fin a la era de Miguel Ángel Ramírez en el Sporting y buscar un líder que pueda unir al equipo, inspirar a los jugadores y devolver la esperanza a una afición que merece ver a su equipo en la cima.

De quien es esta mierda ??

[cosco]

Rosety se pasa tres pueblos, pero lo de Insúa en el banquillo, a no ser que esté tocado, tampoco me parece muy lógico.
Supongo que se lo preguntarán a Ramírez después del partido.

[R80]

Rosety se pasa tres pueblos, pero lo de Insúa en el banquillo, a no ser que esté tocado, tampoco me parece muy lógico.
Supongo que se lo preguntarán a Ramírez después del partido.

El equipo rindió bien el sábado y sólo cambia al que está sancionado, tampoco hay que buscar tres pies al gato

[Profesor Albajara]

Jaja , de Rosety . Seguro que el miércoles juega Insua . Acojonante como anda ...

[Cantinflas]

Ye lo que tien tener el mejor pack de centrales de la categoría.... que da para muchos chistes de Trolety.

[sporting200]

Es de ChatGPT dándole 4 parámetros, como va a ser de Rosety a estas horas. Aunque estoy seguro de que si entrenas a una IA con los artículos de Rosety te imita fácil su estilo.

[Cantinflas]

Tiempos extraños estos donde hemos subcontratado los cerebros...

[Arronidaeco]

Rosety se pasa tres pueblos, pero lo de Insúa en el banquillo, a no ser que esté tocado, tampoco me parece muy lógico.
Supongo que se lo preguntarán a Ramírez después del partido.

El equipo rindió bien el sábado y sólo cambia al que está sancionado, tampoco hay que buscar tres pies al gato

Yo véolo claro tamién.

[Gambito]

Llamarme antiguo, pero no me gusta lo de meter una cámara en el vestuario. Lo que pasa ahí debería pertenecer sólo al equipo

[Cantinflas]

Llamarme antiguo, pero no me gusta lo de meter una cámara en el vestuario. Lo que pasa ahí debería pertenecer sólo al equipo

Antiguo

[Gambito]

Llamarme antiguo, pero no me gusta lo de meter una cámara en el vestuario. Lo que pasa ahí debería pertenecer sólo al equipo

Antiguo

Cualquiera menos tú

[Profesor Albajara]

Se me aprieta el culo cada vez que enfocan a los del VAR